domingo, 25 de noviembre de 2018

Tiempo presente

El tiempo

Hace ya un tiempo que tuve la suerte de conocer lo importante que es vivir el tiempo presente. Técnicas como la meditación o el reiki aparecieron en mi vida convirtiéndose en una herramienta fundamental.







En mi primer viaje al Congo me sorprendió cómo se vive el presente aquí, y me resultaba curioso ver cómo, lo que en nuestra estresada  vida moderna debemos buscar en clases de yoga, técnicas de respiración y demás, aquí se da sólo. Todo es presente. Todo el rato. Y sin embargo, no puedo dejar de pensar en el pasado ni el futuro. En lo que ha sufrido este país y que todavía está grabado en algún lugar de su ADN; en cómo serían esos comienzos de la Pediatría años atrás, cuando el país estaba devastado, todos los niños enfermos, cuando no había lavadoras, ni comida suficiente para todos. Tampoco puedo evitar pensar en el futuro cuando cojo a Francesca, por ejemplo, a la que la vida no quiso darle la oportunidad de saber lo que son dos brazos y dos piernas completos, o a Laura, o a Gillio, o a Benjamin… Difícil también no pensar en el futuro de la Pediatría cuando falte el padre Hugo. Muy difícil.
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Es curioso cómo funciona  el tiempo aquí. Por un lado el ritmo es lento, todo va malembe, malembe (despacio, despacio), por lo que una buena carga de paciencia se hace imprescindible para no perder los nervios a los que estamos acostumbrados a otro ritmo de trabajo, de vida… Por otro lado, la vida pasa a la velocidad del rayo, supongo que por la cantidad de cosas que ocurren. En un mismo día puedes pasar por todos los estados de ánimo posibles unas cuantas veces, y lo que ocurrió esa misma mañana, por la noche parece algo lejano.

Sin tiempo que perder, no hay tiempo para lamentarse, ni tampoco para diseñar mucho bonitos planes que no llegan; porque la vida pasa, está pasando ahora y lo que necesitamos es más acción.
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Sin tiempo que perder, voy a procurar seguir viviendo con intensidad. Cuando algo o alguien me gusta, decirlo y disfrutarlo sin muchos miramientos. Mañana, el tiempo dirá.

El tiempo cura, enseña, madura, calma, nos hace fuertes, nos guía.
Y aunque a veces parezca que va en nuestra contra,
siempre (y sin descanso)
pone cada cosa en su sitio. Él nunca falla.

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