miércoles, 11 de marzo de 2015

Querido Cedrick

El calendario dice que hace 15 días que nos dejaste. No me lo creo. Para mí han pasado mil. La cruz de tu tumba dice “Descanse en paz”. Tampoco me lo creo. Te imagino “en paz” pero no descansando. No te vi hacerlo jamás. Has luchado cada segundo desde que llegué y puedo intuir que desde que naciste.


Echo de menos ir a verte, a llevarte algo calentito, a salir a tomar el aire en la silla de ruedas, o tender tu ropa una y otra vez porque la lluvia no dejaba que se secará, te acuerdas?

Echo de menos tu fuerza porque yo no la tengo.

Me gusta imaginarte yendo al cole con tus hermanos, como tú querías, con dos piernas fuertes y sanas y una mochila preciosa a la espalda.

Has sido un gran ejemplo Cedrick. De fortaleza, lucha y ganas de vivir. No te rendiste ni en tu último día, cuando sólo ponerte la mano en la cabeza te dolía, no quiero imaginar cómo te dolería el resto del cuerpo.

El día que nos volvamos a encontrar, te daré el cinturón que no me dio tiempo a darte y que tanto querías.

Y mientras yo tengo el privilegio de brindarte y desearte buen viaje con una Primus bien fría y un pokito de rocanrol a tó trapo… me pregunto cómo estarán esas madres que deben continuar con sus trabajos, sin descanso, tras perder un hijo, sin tiempo para el desahogo…   

Gracias por la lección Cedrick.

Gracias a la vida por darme la oportunidad de conocerte y acompañarte en tus últimos días.

Un trocito de ti se ha quedao conmigo, para darme un empujón cuando lo necesito. Gracias.






No hay comentarios:

Publicar un comentario